miércoles, junio 22, 2011

Controles Anti-Fraude



Nunca, como hoy en día, en tiempos de aguda crisis económica en los que existe una gran preocupación por lograr el sustento de los negocios y limitados recursos para ejecutar las estrategias, se hace palpable el continuo dilema de la administración de la empresa: hacer lo mínimo indispensable por cumplir contra hacer lo necesario y correcto para lograr los objetivos.
En la actualidad, es necesario que los accionistas y la administración, reconozcan que el riesgo de fraude —que antes se asociaba sólo a empresas con alto manejo de efectivo o inventarios de fácil manejo o factiblemente convertibles en efectivo—, es, en realidad, un fantasma que despliega su velo sobre toda clase de empresas, que es capaz de generar las peores pesadillas, incluso causar la caída de los negocios. Después de todo, de acuerdo con las estadísticas, más del 30% de los negocios desaparecen en el primer año debido a este delito.

La crisis de la Polar...




La crisis de La Polar, corresponde en realidad a la vieja historia de Enron de hace 10 años y su socia en el fraude: la auditora Arthur Andersen. Suena historia conocida la publicación de un hecho esencial en la página de la Superintendencia de Valores y Seguros que indicaba que la empresa detectó que se realizaron prácticas de crédito que no fueron autorizadas por el directorio y que implicarían provisiones adicionales en montos que oscilan entre 150 y 200 mil millones de pesos, según la estimaciones preliminares.


La Polar, al igual que Enron tenía sus estados financieros auditados por una de las más respetadas de la Plaza: Price Waterhouse Coopers conocida como PwC. La auditoría firmada el día 15 de marzo de 2011 aprobaba los estados financieros y por tanto, las provisiones tomadas y las jugosas utilidades. No es casualidad que en el hecho esencial se saque a Price, reemplazándola por otra.