La caída prolongada de acciones también afecta el crecimiento económico de los países (David Cuen, BBC Mundo) .
Las bolsas en el mundo comienzan a recuperarse y el optimismo parece renacer. Esas son buenas noticias para el mundo financiero, pero llegan un poco tarde porque los efectos de esa crisis ya se sienten en la economía real.
Muchas personas creen que las caídas en los mercados de hace unos días sólo afectan a inversionistas o a corredores de bolsa.Y quizá eso es lo que hubiera ocurrido si las pérdidas no hubieran sido tan prolongadas y si no se hubiera provocado el clima de desconfianza económica que existe en la actualidad.
Pero ahora parece que una recesión, o al menos una fuerte desaceleración económica, a nivel mundial está a la vuelta de la esquina. Y es esa palabra, recesión, la que preocupa al bolsillo.
¿QUÉ ES UNA RECESIÓN?Técnicamente se trata del momento en que la economía de un país crece negativamente durante seis meses, o dos trimestres consecutivos. Esto se mide a través del Producto Interno Bruto (PIB), que no es otra cosa más que la suma del total de los productos y servicios producidos por cada país.
Lo interesante del tema es que, al menos oficialmente, no se sabe cuando una nación está en recesión, sino hasta que pasaron los seis meses con los que se mide su crecimiento. Un país, por ejemplo, podría estar encaminándose a una recesión y saberlo sólo 180 días después. Una de las consecuencias de la recesión es la caída en el consumo.No es descabellado pensar que en 2009 se anuncie la recesión en varias naciones, aunque sus efectos comenzarían a sentirse... ahora.
¿Y ENTONCES CÓMO NOS AFECTA?Son varios los factores que propician una recesión, a los que podríamos llamar "efecto dominó". Podemos concentrarnos en cuatro para tratar de entender cómo nos afecta una crisis de esta naturaleza. El primero es la confianza económica. Varias encuestas alrededor del mundo indican que la confianza tanto del consumidor como de los inversionistas sobre el futuro de la economía está en su nivel más bajo. Eso significa que la gente cree que la situación económica es muy mala.
Cuando el consumidor está temeroso, la situación puede complicarse. Al creer que "las cosas no están bien", la gente gasta menos dinero reduciendo la demanda de productos y servicios por lo que las empresas, también, reducen su actividad comprando menos inventario y reduciendo su personal.
Así que al reducirse la actividad económica un tercer factor entra en juego: el desempleo. Las empresas cierran fuentes de trabajo y por ende los desempleados gastan menos dinero cayendo aún más la demanda.
Mientras esto ocurre, un cuarto jugador entra al terreno: la falta de capital. Los inversionistas dejan de invertir y deciden esperar a que pase la tormenta. Eso significa que invierten menos en empresas que tampoco pueden apoyarse en créditos por la falta de confianza.
Además los inversionistas venden sus acciones pues consideran que podrían perder aún más su valor. De ahí también otra de las causas en las caídas bursátiles.
¿QUÉ TAN GRAVE ES?La recesión es un ciclo natural de la economía, sobre todo después de periodos de crecimiento prolongados. En algunos casos puede ser temporal y reducirse sólo a seis meses, y en otros, puede durar años, lo que se conoce como "depresión". En medio de tanta vorágine informativa es difícil mirar la "letra chica" de la crisis.
En esta ocasión los países que más posibilidades tienen de crecer negativamente son los más ricos del mundo, particularmente Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania.
América Latina se encuentra entre las regiones menos expuestas a una recesión, pero eso no significa que no sentirá sus efectos. En el mejor de los casos, las economías de la región podrían desacelerar su crecimiento ante la falta de dos elementos: inversión extranjera y mercados en donde vender sus productos.Y cuando nos referimos a la desaceleración queremos decir que la economía crece menos de lo previsto, generando entonces menos empleo y menor consumo.
Usualmente los gobiernos de los países que padecen estas contracciones económicas ponen en marcha políticas fiscales y monetarias para reactivar la economía, ya sea cortando impuestos, creando empleos en el sector público o poniendo dinero, como hemos visto en los últimos días, a disposición del sector bancario para reactivar el crédito y la liquidez de las empresas.
Y mientras los efectos de la recesión se sienten o no, siempre es aconsejable ser prudente y no adquirir deudas que después podrían convertirse en créditos imposibles de pagar.
Las bolsas en el mundo comienzan a recuperarse y el optimismo parece renacer. Esas son buenas noticias para el mundo financiero, pero llegan un poco tarde porque los efectos de esa crisis ya se sienten en la economía real.
Muchas personas creen que las caídas en los mercados de hace unos días sólo afectan a inversionistas o a corredores de bolsa.Y quizá eso es lo que hubiera ocurrido si las pérdidas no hubieran sido tan prolongadas y si no se hubiera provocado el clima de desconfianza económica que existe en la actualidad.
Pero ahora parece que una recesión, o al menos una fuerte desaceleración económica, a nivel mundial está a la vuelta de la esquina. Y es esa palabra, recesión, la que preocupa al bolsillo.
¿QUÉ ES UNA RECESIÓN?Técnicamente se trata del momento en que la economía de un país crece negativamente durante seis meses, o dos trimestres consecutivos. Esto se mide a través del Producto Interno Bruto (PIB), que no es otra cosa más que la suma del total de los productos y servicios producidos por cada país.
Lo interesante del tema es que, al menos oficialmente, no se sabe cuando una nación está en recesión, sino hasta que pasaron los seis meses con los que se mide su crecimiento. Un país, por ejemplo, podría estar encaminándose a una recesión y saberlo sólo 180 días después. Una de las consecuencias de la recesión es la caída en el consumo.No es descabellado pensar que en 2009 se anuncie la recesión en varias naciones, aunque sus efectos comenzarían a sentirse... ahora.
¿Y ENTONCES CÓMO NOS AFECTA?Son varios los factores que propician una recesión, a los que podríamos llamar "efecto dominó". Podemos concentrarnos en cuatro para tratar de entender cómo nos afecta una crisis de esta naturaleza. El primero es la confianza económica. Varias encuestas alrededor del mundo indican que la confianza tanto del consumidor como de los inversionistas sobre el futuro de la economía está en su nivel más bajo. Eso significa que la gente cree que la situación económica es muy mala.
Cuando el consumidor está temeroso, la situación puede complicarse. Al creer que "las cosas no están bien", la gente gasta menos dinero reduciendo la demanda de productos y servicios por lo que las empresas, también, reducen su actividad comprando menos inventario y reduciendo su personal.
Así que al reducirse la actividad económica un tercer factor entra en juego: el desempleo. Las empresas cierran fuentes de trabajo y por ende los desempleados gastan menos dinero cayendo aún más la demanda.
Mientras esto ocurre, un cuarto jugador entra al terreno: la falta de capital. Los inversionistas dejan de invertir y deciden esperar a que pase la tormenta. Eso significa que invierten menos en empresas que tampoco pueden apoyarse en créditos por la falta de confianza.
Además los inversionistas venden sus acciones pues consideran que podrían perder aún más su valor. De ahí también otra de las causas en las caídas bursátiles.
¿QUÉ TAN GRAVE ES?La recesión es un ciclo natural de la economía, sobre todo después de periodos de crecimiento prolongados. En algunos casos puede ser temporal y reducirse sólo a seis meses, y en otros, puede durar años, lo que se conoce como "depresión". En medio de tanta vorágine informativa es difícil mirar la "letra chica" de la crisis.
En esta ocasión los países que más posibilidades tienen de crecer negativamente son los más ricos del mundo, particularmente Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania.
América Latina se encuentra entre las regiones menos expuestas a una recesión, pero eso no significa que no sentirá sus efectos. En el mejor de los casos, las economías de la región podrían desacelerar su crecimiento ante la falta de dos elementos: inversión extranjera y mercados en donde vender sus productos.Y cuando nos referimos a la desaceleración queremos decir que la economía crece menos de lo previsto, generando entonces menos empleo y menor consumo.
Usualmente los gobiernos de los países que padecen estas contracciones económicas ponen en marcha políticas fiscales y monetarias para reactivar la economía, ya sea cortando impuestos, creando empleos en el sector público o poniendo dinero, como hemos visto en los últimos días, a disposición del sector bancario para reactivar el crédito y la liquidez de las empresas.
Y mientras los efectos de la recesión se sienten o no, siempre es aconsejable ser prudente y no adquirir deudas que después podrían convertirse en créditos imposibles de pagar.
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