miércoles, junio 22, 2011

La crisis de la Polar...




La crisis de La Polar, corresponde en realidad a la vieja historia de Enron de hace 10 años y su socia en el fraude: la auditora Arthur Andersen. Suena historia conocida la publicación de un hecho esencial en la página de la Superintendencia de Valores y Seguros que indicaba que la empresa detectó que se realizaron prácticas de crédito que no fueron autorizadas por el directorio y que implicarían provisiones adicionales en montos que oscilan entre 150 y 200 mil millones de pesos, según la estimaciones preliminares.


La Polar, al igual que Enron tenía sus estados financieros auditados por una de las más respetadas de la Plaza: Price Waterhouse Coopers conocida como PwC. La auditoría firmada el día 15 de marzo de 2011 aprobaba los estados financieros y por tanto, las provisiones tomadas y las jugosas utilidades. No es casualidad que en el hecho esencial se saque a Price, reemplazándola por otra.



Pero el problema no es la empresa auditora, sino una lección del caso Enron que no ha sido corregida en Chile.


Debido al alto nivel de créditos que otorga la Polar a sus clientes, ésta debe hacer provisiones en sus estados de resultados, con el objeto de prever situaciones de no pago y de morosidad. El objeto de ello es sincerar el real riesgo que tienen los ingresos de la empresa. En el caso de las instituciones financieras operan reglas de la Superintendencia de Bancos, pero que no necesariamente deben ser adoptados en el mundo del retail. Una política de previsiones que haga el supuesto de una cartera más sólida y con mejor comportamiento de pago, implica mejores utilidades para la compañía. Estas son claramente riesgosas, pues un sinceramiento de la situación crediticia, y con bajas provisiones puede implicar un desplome de la empresa.

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